La hiperinflación es un caso extremo de devaluación monetaria que es tan rápido y está fuera de control que los conceptos normales de valor y precios carecen de sentido. La hiperinflación a menudo se describe como una inflación superior al 50% por mes, aunque no existe una definición numérica estricta. Esta situación económica catastrófica ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia, con algunos de los peores ejemplos que superan con creces el umbral convencional del 50% por mes.
Alemania
Quizás el ejemplo más conocido de hiperinflación, aunque no el peor de los casos, es el de Weimar, Alemania. En el período posterior a la Primera Guerra Mundial, Alemania sufrió graves conmociones económicas y políticas, que se debieron en gran parte a los términos del tratado de Versalles que puso fin a la guerra. El tratado exigía el pago de reparaciones por parte de los alemanes a través del banco para los asentamientos internacionales por los daños causados por la guerra a los países victoriosos. Los términos de estos pagos de reparación hicieron prácticamente imposible que Alemania cumpliera con las obligaciones, y de hecho, el país no hizo los pagos.
Los alemanes, que tenían prohibido realizar pagos en su propia moneda, no tuvieron más remedio que cambiarla por una “moneda fuerte” aceptable a tasas desfavorables. A medida que imprimían más dinero para compensar la diferencia, las tasas empeoraron y la hiperinflación se apoderó rápidamente. En su apogeo, la hiperinflación en Alemania Weimar alcanzó tasas de más del 30,000% por mes, haciendo que los precios se duplicaran cada pocos días. Algunas fotos históricas muestran a alemanes quemando efectivo para mantenerse calientes porque era menos costoso que usar el efectivo para comprar madera.
Zimbabue
Un ejemplo más reciente de hiperinflación es Zimbabwe, donde, de 2007 a 2009, la inflación se descontroló a un ritmo casi inimaginable. La hiperinflación de Zimbabwe fue el resultado de cambios políticos que condujeron a la incautación y redistribución de tierras agrícolas, lo que condujo a la fuga de capitales extranjeros. Al mismo tiempo, Zimbabwe sufrió una terrible sequía que se combinó con las fuerzas económicas para garantizar virtualmente una economía fallida. Los líderes de Zimbabwe intentaron resolver los problemas imprimiendo más dinero, y el país rápidamente descendió a una hiperinflación que en su punto máximo superó el 79 mil millones por mes.
Hungría
La peor hiperinflación jamás registrada tuvo lugar en Hungría en 1946 al final de la Segunda Guerra Mundial. Como en Alemania, la hiperinflación que se produjo en Hungría fue el resultado de la obligación de pagar reparaciones por la guerra que acababa de terminar. Los economistas estiman que la tasa de inflación diaria en Hungría durante este período superó el 200%, lo que equivale a una tasa de inflación anual de más del 13 billones de dólares. Durante este período, los precios en Hungría se duplicaron cada 15 horas.
La inflación de la moneda húngara estaba tan fuera de control que el gobierno emitió una moneda completamente nueva para los impuestos y los pagos postales. Los funcionarios anunciaron el valor de incluso esa moneda de uso especial a diario debido a fluctuaciones masivas. Para agosto de 1946, el valor total de todos los billetes húngaros en circulación se valoraba en una décima parte de un centavo de los Estados Unidos.